El presidente ruso, Vladimir Putin, y el estadounidense, Donald Trump, se dieron a la tarea de elogiar este lunes su primera cumbre, celebrada en Helsinki, como una reunión “útil” que ha “cambiado” las relaciones entre sus dos países, declarando incluso el primero que su antagonismo “ideológico” ya no existe.
Trump aseguró que en su cumbre con Putin, que duró unas cuatro horas, ambos mantuvieron un “diálogo directo, abierto y profundamente productivo”, y que la reunión “fue muy bien”.
Las pláticas con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, transcurrieron en una atmósfera franca y de trabajo. Las considero muy exitosas y útiles”, dijo por su parte Putin.
Ambos líderes comparecieron ante los medios de comunicación en la capital finlandesa tras una cumbre que incluyó una reunión de ambos a solas solo ayudados por intérpretes, más un almuerzo de trabajo al que asistieron miembros de sus respectivas delegaciones.
Trump insistió en que la investigación judicial en su país sobre la llamada trama rusa y su eventual participación en el proceso electoral de 2016 es un “desastre” y sobre ella hizo caer la responsabilidad de que Washington y Moscú hayan estado “separados”.
El líder ruso dijo que también hablaron de la anexión rusa de Crimea: “La posición del presidente Trump sobre Crimea es conocida y la mantiene. Él habla de la ilegalidad de la reintegración de Crimea a Rusia. Nosotros tenemos otro punto de vista. Consideramos que se hizo un referéndum, de acuerdo a las leyes internacionales. Para nosotros es una cuestión cerrada”, señaló.
Sobre la situación en Siria, el estadounidense reconoció que es “compleja” y que “la cooperación entre ambos países tiene el potencial de salvar cientos de miles de vidas”, antes de agregar que un resultado de ellos es que “casi hemos erradicado al Estado Islámico en esta área”.
Al final de un viaje por Europa que comenzó en la cumbre de la OTAN la semana pasada, donde acusó a los socios de la alianza de no gastar suficiente en su defensa, y prosiguió en el Reino Unido, donde recomendó a Londres “demandar” a la Unión Europea en vez de negociar los términos del Brexit, Trump aludió a la categoría de “enemigos” que adjudicó a Rusia, China y la UE.
Prefirió esta vez denominarles “contrincantes” y específicamente llevó al terreno económico y comercial esa rivalidad, que Trump situó en el ámbito energético, desde la posición de liderazgo mundial en la producción de petróleo y gas.
Recién acabado el Campeonato del Mundo de Futbol en Rusia, Putin no desperdició la ocasión para literalmente entregar a Trump un balón oficial para expresar que si Washington ha considerado que en el caso de Siria la pelota está del lado de Moscú el líder ruso opina que ahora la tiene el estadounidense.